sábado, 17 de enero de 2009

PRINCIPIOS DEL TAOÍSMO

ALGUNOS PRINCIOS DEL TAOÍSMO

En el Yi King, el Libro de las Mutaciones, se dice que hay un hombre “que no sirve a soberano alguno y que con altiva audacia se dedica solamente a lo suyo”. Es el sabio oculto que vive en grutas, un personaje prototípico, venerado en China desde la más remota antigüedad.
Precisamente a las tres secciones del Canon Taoísta se les denomina “grutas”, que equivale a decir “comunicación secreta”, pues penetrar el misterio era como introducirse en una gruta. Y el animal que se introduce es el murciélago, habitante de las cuevas y símbolo de longevidad para los taoístas.

Lǎo Zi (老 子)

El taoísmo se asocia a la personalidad de Lao Zi. Pero este es un personaje enigmático que se confunde con distintos perfiles sin una clara definición histórica. Es posible que viviera en la época de Confucio, pero entonces no fue quien redacto el Dào-Dé-Jing 道 德 经, pues dicha obra que no puede ser anterior o contemporánea a Confucio (Kong Fu Zi).

Algunos emperadores como Che Huang Ti o Wu Ti, de la dinastía Han, se entregaron a las prácticas mágicas del taoísmo. El gran unificador de China, Qin Shi Huahg, quería “durar tanto como el Cielo y la Tierra, entrar en el agua sin mojarse y tener contacto con el fuego sin sufrir quemaduras”. En definitiva, las prácticas chamánicas se habían convertido en un ideal casi místico.
El taoísmo muestra predilección por lo oculto, lo admirable y lo sombrío. Hay una versión del “encuentro” entre Lao Zi y Confucio que representa al viejo maestro meditando en trance místico.

“En verdad, no parecía un hombre, era como un árbol reseco, semejaba un objeto abandonado. La saliva que caía de su boca entreabierta le mojaba las barbas.”
Lao Zi cuando despertó por el ruido que hizo el caminante, le dijo a Confucio: “Abandono mi cuerpo, mientras viajo sin cesar por los orígenes de las cosas.”

En el Canon, al principio de cada sección o “cueva” hay un texto “revelado” por cada una de las tres personas en que se manifiesta la divinidad de Tao. El Venerable Celeste de lo Originario es la primera emanación, luego, el Muy Alto Señor del Dào y, finalmente, el Muy Alto Señor Lao. Este era en la tradición mítica el propio Lao Zi.

A veces, los taoístas aluden a Tao como “Madre Universal”: es cauce por el que discurren todos los seres y es también la vía matriz. En el primer capítulo del Dáo-dè-Jing se dice que Tao es la madre del Mundo, y en un pasaje atribuido al propio Lao Zi, se le describe como un ser amantado por la Madre. La leche cósmica que nutre el feliz Lao-Zi tiene que ver con el elixir de la larga vida que tanto buscaron estos antiguos místicos y los alquimistas posteriores chinos.
Se dice que el Dào (camino) engendra el Uno, y que Uno engendra Dos. Esto significa que de lo originario surge el Yin y el Yang. El tres expresará la síntesis o cópula de la pareja básica en un núcleo de fuerza; por ejemplo tres lunaciones constituirán una estación.

Ese Dào, que es surco de fuerzas originarias, está relacionado con el espíritu del vacío (chen) que aparece en un valle. Así, el tema mítico de la divinidad de los valles está relacionado con el vacío de la tierra que forma un cauce por el que las aguas discurren. En muchas pinturas aparece un “sabio oculto” junto a un cauce de agua; precisamente, en un valle hundido. La pintura sugiere, simboliza y expresa los valores estéticos, que se unen a los valores de evocación moral, de modo que, sólo al mirar la pintura, uno advierte el sentido del surco y la profundidad del vacío.

Dào es la matriz de la que surgen 10.000 seres (en la numeración china existe un nombre para esa cifra). Tao es por ello, de algún modo, omnipresente. Dào es el granero, Dào se haya en la pintura, en el valle, en todos sitios. Es como ese lugar oscuro donde los campesinos guardan el grano y donde dormía el ama de casa para aumentar la fertilidad. Dào es también tesoro oculto, corresponde a ese lugar oculto en la mansión del poderoso donde se guardan celosamente los objetos de culto familiar.

Pero Dào es sobre todo innombrable. Cuando se habla de él deja de ser el verdadero Dào”, Dào es inefable. Si se le nombra, ya no es el verdadero Dào. “Lo que carece de nombre es origen del Cielo y Tierra. Lo que posee nombre es Madre de los 10.000 seres.”
Hay que ir vaciando a Tao de los nombres que pudiera ir recibiendo. Y esto se convierte en una ascesis particular del taoísta. Mediante esta vía de negación se “limpian” de toda limitación los atributos del Ser Supremo.

Dào, vacío de nombre, cuando ya no es nada (wu) entonces muestra su plenitud. De modo parecido, cuando uno está lleno de deseo, entonces ignora el misterio, debe vaciarse: “Cuando se logra aquietar el deseo, entonces contemplamos el misterio. Cuando se desea, entonces sólo contemplamos las cosas por encima”.

Dào dé Jing es el camino de la virtud (dè). Virtud como potencia, capacidad. Esa fuente de dinamismo interior brota cuando se adopta una actitud indiferenciada, semejante a Tao; para conseguir la actitud Te hay que hacer lo menos posible y lo mejor es no hacer nada (wu wei).
El sendero del Dào es el camino de la quietud: el arquero, cuando lanza su flecha para ganar recompensa, pierde la mejor ocasión de tensar el como si nada. Hay que conseguir una pasividad libre. Sólo entonces se logrará una espontaneidad óptima.

El sabio verdadero no se aplica, no estudia, no se esfuerza, logra todo con naturalidad. El taoísta tiene presente este paradójico precepto: “Procura no hacer nada…entonces, todo se realizará plenamente.”
Quien logra hundirse en el Dào ya nada tiene que temer. El que nada hace, triunfa; el fracaso jamás colgará de su acción como un fruto amargo y se habrá identificado con lo Todopoderoso. Pero no se trata de conseguir una fuerza singularizada en un hombre, en uno mismo, sino en participar de la potencia que rige el desenvolvimiento de toda realidad.

Quien se aplica, se complica,
Quien se abandona, logra el don.
Hay que ceder, día a día,
Legar, por fin, al no hacer.
Entonces, precisamente entonces,
Sin hacer nada, todo se cumplirá”

El taoísmo descubre en la renuncia un poder de invertir los valores. “La prosperidad es siempre base de infortunios”. “Con poco siempre se triunfa, con mucho siempre se fracasa”. Lo flexible dominará sobre lo más duro, la calma es gran perseguidora de tormentas, lo grande oculta su propia disminución: esta dialéctica de los contrarios se fundamenta en el Yin y el Yang, que se produce en el seno de lo indiferenciado. “Una vez Yin, otra vez Yang: ese es el curso del Dào.” Entiéndalo el prudente, el secreto de la conquista del mundo se halla en el no hacer.

EJERCICIO PRÁCTICO

Busca y comenta el significado en la lectura de los términos siguientes:

Yi –King
Lao Zi
Dào-de-Jing
Yin
Yang
Chen
Wu (nada)
Wu wei (no hacer nada)

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